Llegando al 8 de marzo, el comercio se
llena de flores y chocolates; las redes y los
medios, se llenan de mensajes melosos y cursilerías alabando la belleza, la fuerza de las mujeres y su valor como complemento del hombre, los restaurantes se llenan y
escuchamos serenatas y aparentemente todo es amor y respeto hacia ellas… ¡lo de siempre!:
el marketing ha logrado disipar la explosión
de una lucha histórica, el estallido social, encubrir las justas demandas de
las mujeres, esconder el grito liberador de las luchas feministas y de género.
¿Por qué reivindicamos la lucha de la mujer en la historia?
Durante siglos las mujeres hemos sido
tratadas como seres inferiores e incapaces, seres sin alma ni derecho al voto,
ni derecho a la educación, sometidas al poder y voluntad de los hombres
(Padres, maridos, hijos varones en la vejez). Algo claro es que revisar la
historia desde las mujeres es una tarea titánica, porque como sabemos, la
historia ha sido escrita por los grandes vencedores y dueños del mundo, en este
caso, la historia desde sus inicios ha sido escrita por los hombres; hombres
blancos, con riquezas, heterosexuales.
Pero ¿Por qué en Marzo? El mes de marzo,
representó un mes de movilizaciones desde el año 1857 en Estados unidos por
parte de las obreras en pro de mejoras salariales y reducción de las jornadas laborales,
en marzo de 1908, más de 15,.000 personas
exigieron en las calles de Nueva York mejoras salariales, derecho al voto para
las mujeres, reducción de la jornada de trabajo y condiciones laborales más
dignas.
El 28 de febrero de 1909, el Partido Socialista
de Estados Unidos celebró el primer "Día Nacional de la Mujer". Paralelamente,
en 1910 La Internacional Socialista proclamó en Copenhague el "Día de la
Mujer", a favor de los derechos de las mujeres y la instauración del
sufragio universal, propuesta de la Alemana Clara Zetkin y aprobada de forma
unánime.
Las mujeres pasan a tener cada vez más
protagonismo, cuando en medio de una tremenda hambruna estalla la revolución
Rusa y las condiciones sociales llevan a las
obreras de Petrogrado a la huelga, exigiendo Pan y Paz.
Es tras estos hechos que las mujeres empiezan a
ocupar espacios de gobierno, y se instaura el día 8 de marzo como el día de la
mujer obrera.
Ahora bien, sabemos que ha sido un
camino largo para llegar a conquistar las principales demandas que el
movimiento feminista ha tenido desde su surgimiento.
Conmemorar la fecha sirve para reforzar las
reivindicaciones, pero es el momento de dar el paso definitivo para consolidar
la participación e inclusión de las mujeres en la construcción de la sociedad,
debemos pasar de celebrar a actuar, a darle profundidad a los debates de género
y a comprenderlos en un sentido más amplio.
Pero si ya conquistaron sus Derechos ¿qué es lo que están pidiendo?
El movimiento feminista fue demoliendo poco a poco las barreras discriminatorias de legisladores, políticos, pontífices, patronos, maridos y padres, se fue abriendo paso en la escena política y social, pero, por supuesto que a esta conquista le hacen falta varios peldaños por escalar y se evidencia con las medidas superficiales que toman los gobiernos para abordar el tema de género. Vemos anuncios como el más reciente de la vicepresidenta Martha Lucía Ramírez, diciendo que las violencias hacia las mujeres se solventan dándoles emprendimientos productivos para que no dependan del hombre que les maltrata, o medidas que implican que la policía acompañe a las mujeres cuando salen de los bares para evitar casos como el de Ana María Castro. Esto solo demuestra que el gobierno colombiano solo sigue dándole un tratamiento paliativo al problema de las Violencias Basadas en Género y no indaga en las causas y problemas estructurales que llevan a que la violencia patriarcal se reproduzca y se arraigue en la cultura. Acciones como estas solo refuerzan la idea de que las mujeres somos la presa y los hombres que no tienen control sobre sus impulsos, o dicho de otro modo, son los depredadores.
Pero señores gobernantes, señora
vicepresidenta, no bastan sus soluciones exprés, no bastan si no comprendemos a
la lucha feminista como lo que es, una lucha por la conquista, el goce y el
reconocimiento pleno de sus derechos, derechos que todo ser humano tiene según
la declaración universal de los DDHH, por ejemplo, derecho a la vida y a
decidir sobre sus propios cuerpos, el derecho a la seguridad y al pleno
desarrollo de sus capacidades, derecho a condiciones laborales dignas, entre
otros.
Evidentemente el peldaño más difícil de
escalar no es otro que el de la transformación del inconsciente colectivo, del
patriarcado arraigado en la cultura que ha profundizado la situación más grave,
las Violencias Basadas en Género. Para revisar como los derechos de las mujeres
siguen siendo vulnerados. Revisemos primeramente el derecho a la vida de las
mujeres en Colombia, pero a la luz de las cifras, para que no se diga que
estamos hablando de fantasías, ¡Que esto ya no es como antes!
Pero el año 2021 no
pinta para nada diferente, tan solo el 10 de enero en Guapi-Cauca, se reporta
la desaparición de Mayra Orobio, quien fue posteriormente encontrada muerta
tras ser violada y torturada, En
los primeros doce días del 2021, 13 niñas y mujeres fueron víctimas de
feminicidio. De acuerdo con el Observatorio de la campaña No Es Hora de Callar,
cinco de ellas fueron asesinados por su pareja sentimental y una por su
expareja. Tres murieron a manos de un familiar y en cuatro casos (como el de
Mayra Orobio) no se ha identificado al agresor. A mes de febrero se triplicó la
cifra con 39 casos de feminicidios reportados.
Así
las cuentas, la violencia machista sigue arrebatándonos ferozmente a cada vez
más mujeres en medio de acciones y medidas insuficientes por parte del gobierno
nacional y los gobiernos locales. Ahora revisemos el derecho al trabajo, sobre
todo al trabajo digno, que fue de las principales demandas de nuestras pioneras
feministas.
Según
cifras del DANE, para el trimestre octubre – diciembre de 2020 la tasa de
desempleo para las mujeres fue 18,7% y para los hombres 10,2%, y la cuarentena empeoró la situación, pues también se
estima que al menos 2 millones de mujeres perdieron su empleo entre marzo y
mayo de 2020, además de que las pocas que lograron conservar sus empleos
también tuvieron que doblar el trabajo de cuidado y crianza en los hogares al
asumir el cuidado y asesoría de los niños en clases virtuales y las labores no
remuneradas del hogar, ¡Felicitaciones! Colombia se posiciona como el primer
país en brechas de empleo entre hombres y mujeres.
Si bien la incorporación de las mujeres
en el mercado laboral ha tenido avances, poco más del 50% de las mujeres
en edad de trabajar están fuera de la fuerza laboral y las que tienen un empleo
ganan un 27% menos que los hombres, esta afirmación sale del informe Mujeres
y hombres: brechas de género en Colombia, de ONU Mujeres, la
Consejería Presidencial para la Mujer y el Departamento Administrativo Nacional
de Estadística (DANE).
¡Ahora veamos cómo andamos en participación
política! En el informe “Por un planeta 50/50 en el 2030, Demos el paso por la igualdad de
género” de ONU mujeres Colombia, en las elecciones de 2015 fueron
elegidas las personas que estarán a cargos de dirigir los municipios y
departamentos del país entre 2016 y 2018, los resultados muestran que las
mujeres colombianas representan el 15,6% de los gobernadores, el 12,2% de los
alcaldes, el 16,7% de los diputados, y el 16.6% de los concejales del país. Es
decir, en ninguna de estas corporaciones las mujeres alcanzan a representar el
20% de personas elegidas y es evidente que están muy lejos de alcanzar la
paridad en las corporaciones públicas del nivel regional y local.
De esto se concluye lo que venimos mencionando de los partidos
tradicionales en el poder “siguen gobernando los mismos”, pero ante este
panorama feroz y devastador pocas son las propuestas que por parte del
gobierno, ¡entonces ahora sí!, se preguntan ¿Por qué marchamos?, marchamos
porque es nuestro derecho, marchamos por las miles de muertas en manos de la
violencia patriarcal, por las condiciones indignas en nuestros trabajos y por
las pocas ofertas para las que no tenemos ninguno, marchamos por medidas que
nos brinden seguridad para caminar por las calles sin miedo, marchamos por el
derecho a decidir sobre nuestros- cuerpo, por el derecho al aborto,
por educación sexual integral, por acceso a la salud, marchamos por la vida y
por tantas cosas que se quedan por fuera del papel.
Recordemos que los Derechos Humanos, se conquistaron al calor de la
lucha, no pidiendo del favor para marchar calmadamente por las aceras o
pidiendo que por favor nos respetaran la vida, se conquistaron con la voz de las y los oprimidos, con el grito furioso
de quienes ya no pueden más bajo este sistema desigual, en el
camino se quedaron muchas. Pero la voz no se va a apagar, porque
nuestra tarea seguirá siendo la de disputar el poder, el feminismo es una
visión incómoda porque todas y todos tenemos internalizado el patriarcado y a
nadie le gusta ser señalado de macho, violento o patriarcal, pero esta
incomodidad es lo que nos ayudará como tantas veces a tomarnos el cielo por
asalto.
Para ser más específicas, ha llegado el 8 de Marzo, ¡no hay nada que “celebrar”, hay una gran lucha que dar!
No hay comentarios:
Publicar un comentario